La autodirección se basa en la elección, la flexibilidad y la responsabilidad. La autodirección ofrece a las personas con IDD, y a quienes las apoyan, la oportunidad de elegir los apoyos y servicios que mejor se adapten a sus necesidades y les permitan vivir como desean. Esto permite a las personas y a sus cuidadores tener un mayor control sobre los servicios que reciben, cómo los reciben y quién los proporciona.
Estos servicios pueden incluir ayuda para mantenerse saludable, arreglos de vivienda, empleo, aprendizaje de nuevas habilidades, pasatiempos y actividades y más.
A través de la autodirección, una persona con IDD (con el apoyo de los cuidadores y, si es necesario, de un gestor de cuidados) puede elegir los servicios específicos que desea, y puede contratar y supervisar a las personas que le prestarán esos servicios.